Legionella

El cloro es el agente más utilizado en el mundo como desinfectante en el agua de consumo humano, debido principalmente a:

• Su carácter fuertemente oxidante, responsable de la destrucción de los agentes patógenos (en especial bacterias) y numerosos compuestos causantes de malos sabores.
• Su más que comprobada inocuidad a las concentraciones utilizadas.
• La facilidad de controlar y comprobar unos niveles adecuados.

La Ligionella es el agente etiológico de la legionelosis, una enfermedad que presenta al menos dos síndromes: la neumonía por Legionella (enfermedad del legionario) y la legionelosis no neumónica o fiebre de Pontiac, y se presenta en forma de brote epidémico o bien como casos esporádicos o aislados. La contaminación se realiza vía aérea, a través de partículas procedentes de la aerosolación del agua que penetran en las vías respiratorias. No existe transmisión interhumana, ni por ingesta de agua.

Actualmente existen múltiples órdenes y decretos en las diferentes comunidades autónomas que tienden a regular elfuncionamiento de las instalaciones de riesgo para la prevención de la proliferación de Legionella. Sin embargo, a nivel nacional, el Real Decreto 865/2003, por el que se establecen los criterios higiénico‐sanitarios para la prevención de la legionelosis en instalaciones de riesgo, es la legislación de referencia.

Como complemento, la Norma UNE 100030 IN 2005 establece una guía para la prevención y el control de la proliferación y la diseminación de Legionella en instalaciones, e incide fundamentalmente en el diseño, la instalación y el mantenimiento de sistemas de riesgo.

En el RD 140/2003, que regula la calidad de las aguas de consumo, no establece ningún valor paramétrico ni fija el control para este microorganismo en las aguas de abastecimiento público. Estas legislaciones y normativas contemplan, por una parte, en el empleo de métodos de erradicación cuando se producen casos o brotes asociados a una instalación, que incluyen tratamientos de choque con elevadas concentraciones de biocidas, y, en el caso de sistemas interiores de distribución de agua, la elevación de la temperatura hasta los 70°C

Además, se contempla también la aplicación de medidas preventivas, que actúan básicamente sobre la temperatura y la disponibilidad de nutrientes, y que resultan menos agresivas. Están basadas en un diseño correcto de las instalaciones y un mantenimiento adecuado, fundamentado en limpiezas, desinfecciones periódicas y permanencia de unas temperaturas que impidan la proliferación de la bacteria.